Resumen de noticias del submarino desaparecido durante la expedición del Titanic el 22 de junio

Nota del editor: Mike Reiss es la estrella invitada de «Los Simpson» ganadora de un Emmy. Presenta el podcast de viajes «¿Qué hago aquí?». Las opiniones presentadas en esta columna pertenecen exclusivamente a su autor.

Viajé en el submarino Titán hace menos de un año, en julio de 2022. Conozco los límites del submarino y entiendo la inmensidad del océano. Encontrar un submarino perdido es como tirar una moneda al aire en el lago Erie y esperar recuperarlo.

Sumergirse hasta los restos del Titanic fue una experiencia emocionante, sobrecogedora, única en la vida, ma la catastrofe nunca estuvo lejos de mi mente.

Antes de ser sometido al submarino, firmó una extensa renuncia en la que se detallaban todas las formas en que este viaje podía matarme: asfixia, electrocución, costura, aplastamiento… La muerte se mencionaba tres veces en la primera página. Desistí de casarme con un beso antes de irme, pensando que quizás no querría verla.

En recuperación, el desastre formó parte del paquete. No era una montaña rusa que solo daba miedo, pero en realidad era bastante segura. El peligro era real. Y los transeúntes del Titán no eran buscadores de emociones, ni paracaidistas ni ricos turistas que escalaron el Everest para asumirlo. Eran exploradores y científicos, personas con una curiosidad infinita por el mundo que les importaba ver con sus propios ojos.

Me incluyo en este grupo. Ha visitado 134 países, algunos de ellos bastante peligrosos: Irán, Irak, Corea del Norte. En mi última sesión informativa antes de presentarme al Titán, ya me decían mucho: «Hay que venir en el submarino, pero no hay bañistas. Hay agua, pero no hace falta. Hay una carta a bordo, y nunca se usó».

Y así fue.

El viaje fue un regalo de pareja para mi novia: ella es un viaje intrépido, ya mí también me encantó una buena aventura, yo lo soy mucho menos. A mí me gusta sentarme en casa a ver películas de acción; ella disfruta vivirlos. En vista del precio de la excursión, no me sentiré atraído por la oración. Me aseguró que «obtuvo un buen precio».

La gran ironía de nuestro viaje es que, antes de subir al submarino, teníamos que saber que había motivos de covid-19. Yo negativo, pero ella no lo es. Fue su idea y su aventura, ma acabé yendo sin ella.

Este submarino es ahora objeto de una intensa cacería trascurre el domingo durante una expedición para ver los restos del Titanic en el fondo del océano. La empresa organizadora, Oceangate, emitió un comunicado esta semana en el que parece que los pasajeros del submarino «lamentablemente perdieron la vida». Entre ellos conocieron al empresario británico Hamish Harding, al buzo francés Paul-Henri Nargeolet, a la multimillonaria paquistaní Shahzada Dawood y a su novio Suleman Dawood. La quinta persona es el CEO y fundador de OceanGate, Stockton Rush.

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