El cuello de botella de más de 100 buques con cargamento comercial en el Canal de Panamá podría impulsar la inflación, sobre todo en Estados Unidos, y causar pérdidas enormes a las compañías navieras que cruzan por este estrecho. Una fuerte sequía en la región centroamericana, así como procesos hídricos ineficientes de muchos años atrás, redujeron los niveles de agua en el canal, de tal forma que la autoridad portuaria no tuvo remedio que limitar el número de buques que cruzan al día.
En total, los cargamentos que pasan por esta infraestructura en un año alcanzan un valor de alrededor de 248.521 millones de euros (unos 270.000 millones de dólares). El 73% del comercio de productos básicos y contenedores que cruzan los 33 kilómetros que mide el istmo, va dirigido a EE UU, según ha informado recientemente el administrador de la Autoridad del canal. La Autoridad, que gestiona esta infraestructura, ha tenido que limitar a 32 el número de buques que pueden cruzar en un día, cuando en circunstancias normales cruzarían hasta 36. En este escenario, “hay más de 100 buques esperando cruzar”, dijo la empresa panameña en un comunicado el martes. En consecuencia, el impacto económico se sentirá con más intensidad en EE UU, donde subirán los precios por las mercancías que van con retraso.
Sin embargo, el impacto para Panamá será menor, ya que los ingresos por derechos a cruzar por el canal solo aportan el 6% al PIB del país. Serán las empresas navieras las que incurrirán en las mayores pérdidas. “Hemos adaptado nuestros procesos internos para que coincidan con los requisitos de reserva actualizados del Canal, asegurando el acceso a los espacios de tránsito necesarios para garantizar un impacto mínimo en nuestros clientes”, informó en un comunicado la danesa Maersk, segunda mayor naviera del mundo, que mueve más de cuatro millones de TEUs (Unidad Equivalente a Veinte Pies, por sus siglas en inglés) cada año. En 2021, la empresa obtuvo unos ingresos de 57.082 millones de euros (62.000 millones de dólares).
“Sin embargo, los bajos niveles de agua en el Canal de Panamá son un claro ejemplo de los efectos del cambio climático en las precipitaciones y los patrones climáticos en todo el mundo, lo que provoca un efecto dominó en toda la cadena de suministro. Está claro que ahora nos encontramos en una crisis climática que exige marcos regulatorios sólidos para todos los actores del transporte marítimo”, agregó la empresa.
Dicho esto, aún no existen estimaciones de cuál podría ser el daño económico total que generará la situación, pero para empresas como Maersk, esta nueva crisis es una especie de deja vú de las pérdidas multimillonarias que experimentaron hace dos años, cuando un buque quedó atascado en el canal de Suez en Egipto.
Al leer la noticia del atasco, el economista Eduardo Zegarra, pensó que su pronóstico se había cumplido. El especialista en temas agrarios e hídricos realizó en 2017 un estudio para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el que estimó que los niveles de agua en la infraestructura portuaria serían tan bajos, que generarían problemas de comercio mundial. “Lo más probable es que ocurra dos o tres veces”, añadió.
El cambio climático está generando sequías intensas en algunas partes del mundo, mientras otras ven los niveles del mar devorar las tierras costeras. Esta es sin duda la principal causa de lo que ocurre hoy en el Canal de Panamá, dice Zegarra, investigador en el centro Grade, pero no es la única. “Hay un problema serio de uso muy ineficiente del agua para consumo de agua potable en la ciudad de Panamá. Las tarifas pagadas por la población son bastante bajas. No cubren ni siquiera los costes básicos de producción”, aseguró.
En junio de 2016 se inauguró un tercer carril de tránsito de buques, lo que aumentó su capacidad. Sin embargo, no se invirtió en expandir también la fuente de agua para el canal, dice Ceguera, y la cuenca que alimenta de agua al canal es la misma que abastece a la población de la Ciudad de Panamá, explica el especialista. “Si uno mira el valor que tiene el agua para el uso del canal en comparación con el agua potable, hay un diferencial de casi cinco veces. Eso podría ser objeto de estudio por parte de las autoridades, con el fin de buscar fórmulas para generar una mayor eficiencia en el uso del agua potable, lo cual propiciaría un poco más de disponibilidad para el uso en el canal”, asegura Zegarra.
Otros incidentes
Este miércoles se han producido, además, otros dos incidentes en infraestructuras marítimas. El primero de ellos, se registró en el canal de Suez, donde un “ligero choque” entre un buque cisterna y un petrolero causó la suspensión durante varias horas del tráfico en esta destacada vía marítima. A última hora de este martes aún no se había recuperado el tráfico regular, pero, según la autoridad gestora de la vía, “se reanudará dentro de unas horas”.
El incidente, el séptimo en lo que va de año, tuvo lugar la pasada madrugada cuando “un ligero choque se produjo entre el buque cisterna de gas licuado BW Lesmes y el petrolero que lo seguía Burri”, de las islas Caimán, confirmó el presidente de la Autoridad del Canal de Suez, teniente general Osama Rabie, en un comunicado.
Por otra parte, en la provincia de Çanakkale, en el oeste de Turquía, un incencio que se declaró por causas desconocidas, obligó a las autoridades a suspender parte del tráfico marítimo por el estrecho de los Dardanelos y a evacuar de forma preventiva nueve núcleos urbanos, según informó la cadena turca NTV.
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